21.12.09

Gallo ¡ torero !

El Adelanto, martes 15 de diciembre de 2009

Eduardo Gallo

"Ahora voy a ser figura del toreo"

El sábado era una tarde más del invierno de Eduardo Gallo. Entrenamiento matinal, y tentadero a las tres de la tarde. En estos días la cita es más temprana por la tiranía de la luz. El torero salmantino sorteó la niebla en la carretera para encontrarse con el sol allí donde más falta hacía: en la finca de El Pilar.

- Gallo, también es bonito el invierno, aunque los toreros no ganen dinero, ¿no?
- Eran bonitos. Ahora ya no. Afortunadamente, siempre he sentido el apoyo de los ganaderos de Salamanca, a los que les estoy muy agradecido. Pero si el invierno pasado fue duro, este lo es mucho más.
- ¿Por…?
- Porque el invierno de los toreros grandes es el tiempo de análisis y de trabajo. Los inviernos de antes creía que los trabajaba y, en realidad, vivía una rutina diaria sin demasiado sentido, sin demasiada consciencia de lo que traía entre manos.
- Esa frase ya recuerda a lo que decía el invierno pasado…
- Puede ser. Ya entonces comenzaba a sentir esta necesidad de buscar el toreo en lo más profundo, no en los detalles accesorios que pueden perderte en ocasiones. He tenido que sentir el olvido de las empresas para ser consciente de mi dura realidad.
- ¿Por qué se llega a esa "dura realidad"?
- Por muchas razones. Entre otras, esa rutina constante que te equivoca y de la que ya he hablado. Los toreros siempre hablamos de la dureza de nuestra profesión, pero yo no era consciente aún de lo verdaderamente dura que es. Ahora sí lo soy.
- Además de esa rutina, habrá culpables, con nombres y apellidos…
- Pues sí. El primero y principal, Eduardo Gallo Espinosa, que soy yo. Si me hubiera dado cuenta antes de todo esto, muchas cosas no hubieran pasado. Pero me he dado cuenta y todavía no es tarde.
- Y las mujeres, ¿le perjudicaron?
- Desde luego que sí. Y en muchos más sentidos de los que puede parecer. No voy a dar nombres, pero incluso hoy estoy pagando las consecuencias de mis actos hasta en las barras de los bares, donde todo el mundo cuenta lo que cree que sabe. Ahora ya he roto con todo eso, que es pasado, que son errores del pasado reconocidos y superados.
- En esas relaciones, ¿se siente víctima o verdugo?
- Como en todas las relaciones, cada uno cuenta la película según le va en ella. Yo cuento la realidad vista desde la perspectiva del tiempo. La relación que más daño me hizo fue también la más conocida por todos. He comprobado que se acercaron a mí por otros intereses, por tener cerca y de la mano a un enemigo, y me equivocaron. Se aprovecharon de una situación concreta y yo salí muy dañado.
- Supongo que hablamos de Verónica Gutiérrez Lorenzo, la hija del Niño de la Capea y hermana de tu contrincante, El Capea…
- He dicho que no voy a dar nombres. Ese asunto está olvidado y superado desde el primer día.
- ¿El perjuicio del que habla fue personal o profesional?
- Cuando un torero tiene 20 años debe ser capaz de separar las dos cosas, pero yo no lo hice. Cuando uno está en Madrid, delante del toro, no puede haber otras cosas en la cabeza, y yo las tenía.
- Y los hombres, ¿no le perjudicaron?
- Si la pregunta se refiere a mis apoderados, ninguno me perjudicó. Pablo Chopera no lo pudo hacer mejor conmigo, y yo se lo agradezco. La pena es que yo no supiera aprovechar todas las oportunidades que me dio.
- ¿Y Rui Bento…? Se dijo que sus relaciones no fueron buenas…
- Y no lo fueron. Pero en ese caso el culpable también fui yo, que nunca tuve el valor para tomar la decisión de que dejara de acompañarme. Él lo hizo lo mejor que pudo y supo. De eso no me cabe ninguna duda.
- ¿Lo hubiera hecho hoy?
- Sí, porque aunque Rui sea un buen profesional, nunca tuve con él la sintonía necesaria, y eso es clave para superar y dejar a un lado todos los problemas de los que hemos hablado.
- Cuando Chopera le dice adiós, ¿se le viene el mundo encima?
- Sinceramente, no. Lo esperaba. Mis argumentos como torero me abrían otras opciones, pero hubo quien se tomó muchas molestias para cerrarlas por rencor o por despecho. Y ese fue el panorama con el que tuvimos que luchar la pasada temporada.
- Toreó poco y triunfó mucho. Salvo en Madrid.
- Es cierto. Esa tarde di mis mejores muletazos en Las Ventas, estuve cerca del triunfo y no lo supe coger por pequeños detalles que los guardo para mí. De ellos es de los que he aprendido para que no vuelvan a ocurrir.
- De su paso por Salamanca, en cambio, sí estará satisfecho, ¿no?
- No del todo. Es imperdonable no matar por arriba a ese gran toro de Montalvo. Yo no me lo perdono, la afición sí, que todavía me recuerda esa faena.
- ¿Hablamos de su mejor faena en La Glorieta?
- Hablamos de los muletazos más sentidos y más verdaderos que he podido cuajar en La Glorieta. Faenas hubo otras, en otros momentos y muy diferentes, que también me dieron mucho.
- De novillero y en las primeras corridas de matador los toros le cogían a menudo. Ahora ya no.
- Cuando uno es joven tiene muchas carencias que va subsanando con el tiempo. Las cornadas siempre están presentes, aunque uno no las quiera, pero cuando se sufren también se aprende por qué han sucedido y se corrigen los errores para que, en la medida de lo posible, no vuelvan a suceder en el futuro más inmediato.
- ¿No será que tira menos veces la moneda al aire?
- O que hubo un tiempo en que la tiré menos veces. Voy a ser figura del toreo. Ahora vuelvo a estar muy dispuesto a ello y ahora me cogen hasta en el campo. La última vez, hace una semana. Un toro me cogió tentando en Los Recitales. Sé que es un riesgo que hay que asumir como lo asumen los que hoy mandan en el toreo.
- ¿Ha tenido tiempo de aprender algo de Lázaro Carmona, su nuevo mentor?
- Aunque llevamos poco tiempo, sí. Me ha enseñado a afrontar las cosas de frente y a caminar por la vida en torero, con todo lo que ello implica. Él también es matador de toros y conoce lo que se pasa antes de ponerte delante del toro, en la cara y en los despachos.
- ¿Y le pondrá a torear?
- Eso espero. De todas formas, sé que voy a darle muchas comisiones a ganar, porque voy a aprovechar, sin excusas, todas y cada una de las oportunidades que me brinde.
- ¿Cómo se ve a estas alturas en el 2010?
- Con la conciencia tranquila por no haber dejado escapar ninguna oportunidad.

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